lunes, 15 de agosto de 2016

Tailandia




TAILANDIA

El viaje a Tailandia habitualmente se relaciona con el exotismo de sus gentes, el relax en lujosos hoteles y la exuberancia de sus playas. Sin embargo Tailandia puede ser mucho más, convirtiéndose en un destino cultural realmente interesante, y unos de sus puntos fuertes es precisamente Bangkok, su capital.

BANGKOK. La ciudad de los templos y Palacios.

Atravesar en coche Bangkok puede resultar bastante sorprendente, pues al caos de la circulación de modernos y equipados taxis, se le añade la velocidad de vértigo que en muchas de sus calles alcanzan los denominados tuc-tuc, una especie de motosillas que trasladan a los viajeros de una punta a otra de la ciudad, sin demasiado escrúpulo a la hora de respetar las normas de tráfico. Si además observamos el skyline de Bangkok, con sus prominentes rascacielos, y nos damos una vuelta por sus grandes centros comerciales, podemos percibir como la capital de Tailandia resulta una ecléctica mezcla de modernidad y tradición. Es por eso que Bangkok, aun con sus más de 9 millones de habitantes, puede resultar una ciudad interesante para perderse por sus calles, incluso grandes avenidas, repletas de puestos de comida ambulante (el olor de las calles de Bangkok resulta inconfundible), y por sus enormes mercados callejeros, en los que se puede encontrar prácticamente de todo.

Circular por Bangkok puede resultar bastante sorprendente, pues al caos de la circulación de modernos y equipados taxis, se le añade la velocidad de vértigo que en muchas de sus calles alcanzan los denominados tuc-tuc, una especie de motosillas que trasladan a los viajeros de una punta a otra de la ciudad, sin demasiado escrúpulo a la hora de respetar las normas de tráfico. Si además observamos el skyline de Bangkok, con sus prominentes rascacielos, y nos damos una vuelta por sus grandes Centros comerciales, podemos percibir como la capital de Tailandia resulta una ecléctica mezcla de modernidad y tradición. Es por eso que Bangkok, aun con sus más de 9 millones de habitantes, puede resultar una ciudad interesante para perderse por sus calles, incluso grandes avenidas, repletas de puestos de comida ambulante (el olor de las calles de Bangkok resulta inconfundible), y por sus enormes mercados callejeros, en los que se puede encontrar prácticamente de todo.
Además la iluminación de sus templos y el estar atravesada por el río Chao Phraya, con su tráfico permanente de barcos y cruceros fluviales, hace de Bangkok una ciudad espectacular para visitar incluso de noche.
Pero Bangkok también es, y mucho, arte, cultura y arquitectura: las visitas a los innumerables Templos budistas y al impresionante complejo del Gran Palacio Real son imprescindibles.

EL GRAN PALACIO REAL 


Una buena opción para empezar nuestro recorrido es precisamente el Gran Palacio Real, ya que a él dedicaremos como mínimo una mañana completa: construido a finales del siglo XVIII comprende un conjunto de templos, palacios y jardines de exuberante decoración. Impresionan la riqueza de sus materiales, sus tallas y los frescos pintados a lo largo de las galerías del Palacio, que recogen diversas escenas legendarias. Custodiado por grandes figuras de la mitología tailandesa, incluye además la imagen de buda más venerada del reino: El Buda Esmeralda, la única figura de buda de Bangkok que no se permite fotografiar, y que se encuentra dentro del Templo que lleva su nombre perteneciente al gran complejo Palaciego.





Las puertas del Gran Palacio están custodiadas por grandes figuras mitológicas

 



 
Pan de oro y piedras preciosas adornan las figuras del Gran Palacio
Una vez visitados el templo del Buda Esmeralda, o la Gran Estupa Dorada entre otros de los edificios del complejo palaciego, estaremos lo suficientemente deslumbrados con sus tesoros como para relajar un poco la vista y dejar vagar nuestra mente por las historias de batallas y leyendas que nos narran los metros y metros de frescos exquisitamente pintados que cubren las galerías que bordean el Gran Palacio. Los dibujos están realizados con gran maestría y nos transportan a la lejana historia del reino siamés.


Los largos soportales que bordean el gran complejo están decorados con pinturas que recojen escenas de batallas y de la vida del reino



Después del recorrido de las galerías y ya empapados de leyenda, podemos finalizar la visita en una zona bien diferenciada del resto del Palacio, por el estilo de sus edificios y su decoración: es la Mansión Borombhiman que acoge los antiguos aposentos del rey RamaV donde se percibe una influencia europea y un estilo neo-renacentista que dan un aire menos oriental a ese ala del Palacio. Incluso puede resultarnos interesante una visita al museo de la Moneda o al Museo del Traje que guarda los vestidos más representativos de la reina Sirikit, monarca actual de Tailandia muy venerada en todo el país.




Tras la visita al Palacio Real, y si todavía nos encontramos con ganas de ahondar en el arte oriental, podemos acercarnos a cualquiera de los numerosos templos (allí llamados Wat) que acoge Bangkok, muchos de ellos con unas riquezas decorativas extraordinarias. Quizá entre ellos pueden ser especialmente recomendables el Templo del Gran Buda de Oro (Wat Traimit), que acoge en su interior una figura de buda de oro macizo de tres metros de alto, que según reza la historia del país se salvó del expolio birmano gracias a estar camuflada, recubierta de estuco, y que al ser trasladada sufrió una caída accidental que la descubrió en toda su plenitud. 

 

Otro imprescindible es el templo del Gran buda Reclinado (Wat Pho) que acoge una impresionante estatua de Buda de 46 metros de largo, además de unos hermosos jardines decorados y con varias construcciones a modo de estupas budistas, también  llamadas Chadis. 




Más sobrio por dentro pero de original diseño, también es recomendable el Wat Ratchanatdaram, menos turístico  pero interesante y reconocible por sus 37 agujas en colores negros poco frecuentes, que representan las virtudes que llevan a la “iluminación”.  Por último no podemos olvidarnos del Wat Arum (Templo de la Aurora) uno de los más representativos de la ciudad, recubierto de azulejos de vivos colores y que con su iluminación nocturna a orillas del río Chao Phraya constituye uno de los emblemas más reconocibles de Bangkok. Para acceder a él debemos cruzar a la otra orilla del río, pero de verdad merece la pena.








Una vez finalizado el recorrido por los múltiples templos y para cuándo estemos ya saturados de tanto arte, descubriremos que  Bangkok resulta, paradójicamente, una ciudad de muy agradable paseo siempre que nos apartemos un poco de las grandes y congestionadas arterias que surcan el centro de esta gran urbe. Así podemos relajarnos paseando por sus enormes Parques o tomando un barco que nos lleve a la otra orilla del Chao Phraya o que nos traslade a cualquier otro punto de la ciudad.  También puede resultar excitante visitar sus grandes mercados, sobre todo para los amantes de las imitaciones, pues no olvidemos que estamos en el paraíso de la falsificación. Otra opción que no debemos obviar es la visita al barrio chino (Chinatown), interesante de recorrer a la hora del mercado en plena efervescencia  y también de noche para observar la transformación que sufren sus calles repletas de restaurantes y puestos de comida en medio de grandes carteles luminosos que nos trasladan a cualquier ciudad de ese país.
Otra interesante sugerencia es la visita al barrio indio (little india) y a sus pequeños pero muy coloristas templos hinduistas que nos dan una visión diferente del culto en Bangkok, aunque en este caso muy minoritario.
Y para finalizar, pero no por ello menos importante, sino más bien imprescindible, no podemos marcharnos de Bangkok sin recorrer una de las calles más famosas del mundo: Khao San Road.  Repleta de puestos callejeros donde tan pronto te ofrecen un pareo Tailandés como un pinchito de escorpiones asados, Khao San resulta ser una extravagante mezcla de mochileros, viajeros experimentados, turistas tradicionales y habitantes de Bangkok, que se convierte en una experiencia viajera inolvidable. 




Templo hinduísta

Parque de Bangkok