SIEM REAP (CAMBOYA): LA CIUDAD PERDIDA EN LA SELVA
La infinita selva, los
maravillosos Templos de Angkor que rozan la perfección, o el silencio de la
jungla roto por las voces de miles de pájaros… es difícil decidir el motivo por
el que esta ciudad olvidada durante siglos atrae una y mil veces a millones de
viajeros y les obliga a volver irremediablemente. Ni el sofocante calor
tropical ni el largo viaje parecen ser suficientemente disuasorios. Camboya
ejerce una atracción tan comprensible como difícil de explicar. A mí
particularmente, que desde hace años sentía ya la fascinación por este lugar a
través de escritos, fotos o documentales, lejos de defraudarme acabó de
cautivarme y allí quedó un trocito de mi alma viajera, que espero un día volver
a recuperar. Parece que por fin los Templos de Angkor comienzan a ocupar el
lugar que se merecen al lado de las grandes maravillas del mundo. Quizá fuera
por desconocimiento, aunque da la sensación de que más por interés económico y por la tradicional costumbre de priorizar a
toda costa el turismo de sol y playa y los grandes Resorts, pero los grandes
complejos Mayas y Aztecas fueron tradicionalmente mucho más trabajados por los
tour operadores, ya que el boom turístico hasta hace no demasiados años
despuntaba mayormente en Europa y América. Hoy por hoy, sin pretender
desmerecer a ninguna de estas maravillas arqueológicas creo que lo que se
descubre en Angkor se puede considerar todavía superior y quien la visita no
deja de asombrarse con la grandeza de la mayor ciudad de templos del mundo y se
pregunta cómo ha podido pasar casi desapercibida durante tantos años.
La ciudad, donde en sus mejores
años llegaron a convivir la arquitectura del budismo con el hinduismo salpica
la selva con cientos de templos, algunos de ellos devorados por raíces
centenarias.
Templo de Angkor Wat |
Una muestra de esta simbiosis
creada entre la naturaleza y la mano del
hombre es el Templo de Ta Prohm: La selva en su empeño de tragarse sus muros ha
logrado así la imposible tarea de embellecer todavía más estas joyas del arte khmer.
Las raíces de gigantescos árboles centenarios que se funden con los templos forman
un espectáculo único y difícil de olvidar.
Ta Prohm es un lugar casi
onírico, e increíblemente si escogemos una buena hora todavía se puede
disfrutar en él del espectáculo silencioso y a la vez ruidoso de la selva, roto
en último término solo por los cantos de algún grupo de monjes budistas que irrumpen
en el recinto del templo, pero logrando
no restar al momento ni una parte de su encanto.
Templo de Ta Prohm |
Otra de las grandes joyas de
Angkor es el emblemático Angkor Wat. Una construcción tan grandiosa como
perfecta, dedicada al dios Vishnú y cargada de simbolismo: sus torres
representan el Monte Meru, una montaña mítica morada de los dioses. Rodeado de
un gran lago artificial, es inevitable sentir la fascinación del atardecer
cuándo el sol poniente refleja con total perfección el templo en sus aguas. Su interior es también deslumbrante con sus muros
de piedra con cientos de metros tallados con bajorelieves que cuentan al
viajero la vida del imperio e historias legendarias. Angkor Wat hay que
visitarlo con calma aunque hoy día es difícil encontrar momentos de silencio
con la incesante llegada de turistas, sin embargo los meses de finales de octubre
y principios de noviembre, puede ser una buena época para evitar la saturación
además de finalizar el período de lluvias del monzón.
Camino de entrada a Angkor Wat |
Interior de Angkor Wat |
El otro punto fuerte de la visita
es Angkor Thom, un complejo que incluye el Palacio Real construido inicialmente
bajo la perspectiva del hinduismo, aunque posteriormente se llenara de
simbología budista. La grandeza de los muros que rodean la ciudad y las
gigantescas puertas de acceso con sus caras observándonos al penetrar en ella,
no son sino una pequeña muestra de lo que acoge: los muros del Palacio y la Terraza
de los Elefantes desde donde el rey contemplaba las ceremonias, cuentan con
decenas de elefantes esculpidos en la piedra como muestra del poder real.
También la conocida como Terraza del Rey Leproso está repleta de representaciones
de Apsaras (bailarinas mitológicas) bellamente trabajadas.
Puerta de entrada a Angkor Thom |
Terraza del Rey Leproso |
Relieves en Angkor Thom |
Entre los muros de Angkor Thom
también se encuentra una de las mayores joyas del conjunto arqueológico, el
templo de Bayon: La sensación de
“pequeñez” que nos invade al subir al templo y encontrarnos rodeados de cientos
de rostros gigantes pétreos que nos observan es abrumadora. En la parte alta
del templo cincuenta y cuatro torres con enormes rostros mirando a cada uno de
sus lados representan a un sonriente Buda (hay quien considera que al Rey
Javayarman VII). Sus muros también son arte puro con trabajados bajorelieves
recogiendo en miles de esculturas la vida cotidiana y la mitología del reino
Khmer.
Vista general del Templo de Bayon |
Caras de Bayon |
Otro imprescindible a pesar de ser de los más
pequeños es el maravilloso.Banteay Srei-- La maestría de las tallas en la
piedra rojiza es tal que aún careciendo de la grandeza de Angkor Wat o Bayon, se muestra como uno de
los más hermosos.
Templo de Banteay Srei |
Pero la visita a la Ciudad de
Angkor no acaba con estas cuatro joyas, pues decenas y decenas de templos
diferentes salpican todo el complejo: Construcciones grandiosas que a modo de
pirámide ofrecen desde lo alto unas vistas espectaculares de la selva, pequeños
templos ubicados en el centro de un lago al que se accede por una estrecha
pasarela de madera, con un paisaje de arboles semihundidos en las aguas de aspecto surrealista, o la tranquilidad
respirable entre los muros de muchos
otros templos confundidos con inmensos árboles que apenas dejan pasar la luz
del sol.
La Ciudad de Angkor envuelve y fascina
haciéndonos replantear nuestras preferencias, o tal vez esto sea fruto de mi
particular visión enamorada de este misterioso lugar que hace ya tantos años me
atrajo sin conocerlo y que no hace mucho me permitió ver cumplir un gran sueño,
pero que ahora como a tantos y tantos viajeros, me engancha irremediablemente a
otro nuevo sueño: volver a Camboya.
Ahora que veo tu articulo mi proximo sueño es viajar a Camboya
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