VIAJES POR LAS CANARIAS : TENERIFE (2016) Y LANZAROTE (2018)
LANZAROTE: Un destino sorprendente
LANZAROTE: Un destino sorprendente
"EL CHARCO VERDE" |
Una costa llena de abruptos acantilados, un paisaje único entre desértico y volcánico, una vegetación exclusiva y la impresionante obra integrada en la naturaleza de César Manrique: Lanzarote es mucho más que sol y playas.
Los Jameos del Agua es quizá la obra más reconocida de este artista y arquitecto Lanzaroteño. Aprovechando la acción de la erupción volcánica y el tubo volcánico que surge en consecuencia, Manrique consigue una obra integrada plenamente en la naturaleza. En el interior se habilitó una cafetería en una ubicación privilegiada junto al lago de la cueva, un auditorio y un jardín típicamente canario.
El mirador del Río y el Jardín del cactus son otras de las obras de Manrique que merece la pena visitar. El Jardín es especialmente curioso, con cientos de variedades de estas plantas y una preciosa ambientación acorde a la isla.
El parque Nacional del Timanfaya es uno de los puntos fuertes del viaje: todo un espectáculo de volcanes, vegetación endémica y paisaje lunar. La parte declarada Parque Nacional solo puede visitarse en ruta guiada cerrada, sin embargo en los alrededores sigue el espectáculo volcánico y se pueden hacer rutas por diversos puntos. Una bastante cómoda y asequible es la del Volcán el Cuervo que incluye un camino de bajada a su cráter.
Otro paisaje que no debemos perdernos es el valle de La Geria, donde se cultivan los vinos de la isla, aprovechando las cualidades del terreno volcánico. El resultado del contraste entre el verde de la viña plantada en pequeños huecos y el negro de la tierra es espectacular.
La costas de Lanzarote también merecen una buena visita y sesión de fotos: Los acantilados de los Hervideros, la preciosa cala del Papagayo, de difícil acceso pero muy recomendable, el Charco Verde o los Charcones. Cualquiera de ellos son zonas con unas vistas y un paisaje únicos.
Pero por supuesto el encanto de Lanzarote son también sus pueblos, con sus plazoletas y sus casitas blancas resaltando entre el negro del paisaje y en algunos casos entre idílicos palmerales: Yaiza, Teguise, Haría o Tahíche, que incluye la Casa de los Volcanes, lugar de la Fundación de Cesar Manrique: una impresionante creación del artista realizada sobre cinco burbujas volcánicas.
Salinas de Janubio |
Monumento al Campesino |
Mercadillo de Teguise |
Además, la salinas de Janubio, el Monumento al Campesino, la Casa de César Manrique, las bodegas de la Geria, ... Lanzarote es un destino que sorprende, mucho más allá del típico "binomio sol y playa".
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EL PARQUE NACIONAL DEL TEIDE:
ATERRIZAJE EN LA LUNA
septiembre de 2016
“Uno de los lugares más ricos y diversos en sucesión de
paisajes volcánicos y espectacularidad de valores naturales de todo el mundo.”
Así justificaba la UNESCO su distinción como Patrimonio Mundial para el Parque
Nacional de las Cañadas del Teide. Poco se puede añadir sobre el gigante
volcánico que con sus casi 3.800 metros preside la isla de Tenerife y que junto
con su entorno constituye el Parque Nacional de las Cañadas del Teide. La
cumbre más elevada del relieve español es además un emblema para el turismo del
país, que atrae poderosamente no solo a aficionados a la montaña sino a
cualquier visitante. La cantidad de senderos y rutas alternativas una vez
entrados de lleno en el Parque es tal que necesitaríamos unos cuantos días para
hacernos una idea aproximada de por qué ha sido reconocido Patrimonio de la
Humanidad desde 2007: los Roques de García, la Tarta, el Llano de Ucanca,
Arenas negra, Las minas de San José... las
posibles rutas son infinitas, y es en el Centro de información del Parque donde
se nos indican las mejores opciones para realizarlas. Es por ello y porque la
mejor manera de disfrutar el Teide es recorriéndolo y observándolo, que este
relato no pretende ser una guía sino más bien un pequeño reportaje fotográfico con
la intención, algo pretenciosa, de incitar al viajero a realizar este “viaje
lunar”, porque el Teide es sobre todo eso un espectáculo visual que traslada al
visitante a otro planeta, a otra galaxia.
Lo que sí está claro es que para que la visita resulte
mínimamente completa no debemos limitarnos a subir a la cumbre del Teide,
aunque es indudable que el ascenso en teleférico es uno de los puntos fuertes
del itinerario. Sin embargo el Parque Nacional da para mucho más y requiere más
de una visita, pues la variedad de escenarios que se pueden recorrer no es
desdeñable.
Una opción es entrar por la zona norte de Tenerife. La
carretera nos va a ir adentrando en la Corona Forestal que rodea el Parque y podemos
realizar algunas paradas en los miradores que salpican la serpenteante
carretera. Al fondo nos irá guiando el gigante que aparece rodeado de su
característico mar de nubes hasta encontrarnos
con el Centro de Visitantes
"El Portillo” que sirve como centro de Interpretación del Parque. Continuando el ascenso y antes de llegar a la
estación del teleférico nos encontraremos con un curioso paraje que nos va a llamar poderosamente la atención
por su extraño color: son las Minas de San José, una antigua explotación a
cielo abierto de donde se extraía piedra pómez. Un pequeño parking nos
permitirá abandonar unos cuantos minutos el vehículo y adentrarnos en lo que
parece un paisaje de ciencia ficción: el color verdoso de la arena contrasta con el
rojizo paisaje y si avanzamos un poco nos encontraremos con curiosas formas
rocosas, algunas plantas adaptadas a las duras condiciones climatológicas del
Parque y unas hermosas vistas con el Teide de fondo. Con todo ello la parada
resulta preceptiva para cualquier aficionado a la fotografía.
Si continuamos unos kilómetros nos acercamos a la estación
Base del Parque, donde se ubica el Teleférico. No debemos olvidar que la subida
a la cumbre del volcán es uno de los objetivos del viaje al Teide, pero salvo
que estemos en muy buena forma deberemos hacerlo por medio del teleférico que
salvará un desnivel de casi 1.200 metros y nos regalará unas vistas de impacto
en el ascenso. Es recomendable haber reservado el ticket previamente por
internet pues las colas son bastante frecuentes. También es importante llevar
protector solar pues la radiación en determinadas épocas es altísima. Otro
aspecto a tener en cuenta es la indumentaria, ya que si bien en la zona de la
Estación Base la temperatura puede resultar algo fresca dependiendo del día
pero bastante aceptable, al llegar a la cumbre el descenso término es muy
brusco y podemos encontrarnos con temperaturas próximas a los cero grados y en
días ventosos o con niebla con una sensación térmica considerablemente
inferior. Esto unido a un tiempo altamente cambiante nos sugiere que debemos ir
bien preparados con algo de abrigo y por supuesto calzado deportivo o botas de
montaña.
El ascenso en teleférico nos va a situar a una altitud de 3.555
mts. es decir a tan solo 163 metros de la cumbre, ya que este último tramo no
se puede ascender si no se ha solicitado previamente un permiso especial. Desde este punto y en caso de no haber
obtenido el permiso se pueden hacer dos rutas alternativas de gran belleza, aunque
hay que tener en cuenta que el camino se hará más fatigoso debido a la altitud:
una de las rutas transcurre hacia el mirador de Fortaleza que ofrece impresionantes vistas de la parte
norte no solo del parque sino de toda la isla. La otra nos lleva al Mirador de
Pico Viejo, que permite la observación de un hermoso cráter volcánico y que en
días despejados nos va a regalar unas vistas dignas de una postal que alcanzan
a divisar las islas vecinas. En
cualquier caso el camino por un sendero rodeado de piedra volcánica resulta en
sí mismo espectacular.
Una vez de regreso a la Estación Base podemos continuar la
ruta dirigiéndonos hacia el Parador de las Cañadas donde podemos hacer un
receso para comer o tomar un café en su terraza con vistas a nuestro siguiente
objetivo, ya que de aquí salen varios senderos de gran interés.
Uno de los más conocidos es el de los Roques de García ,
formaciones volcánicas modeladas por la erosión, entre las que destaca la estampa
icónica del Roque Cinchado, imagen emblemática del Parque. La vegetación es
aquí algo más abundante en forma de matorral xerófilo y otras plantas adaptadas
a la falta de agua y al clima de alta montaña.
Muy próximo nos encontramos otro mirador al que se accede por
un sendero ascendente que nos lleva a lo alto de una formación rocosa desde la
cual se aprecian unas hermosas vistas del valle de Ucanca con su aspecto
marciano salpicado de formaciones rocosas erosionadas que pueden incluso
recordarnos la belleza de la Capadocia Turca.
Una vez incorporados de nuevo a la carretera iremos encontrando nuevos lugares
insólitos que nos harán parar inevitablemente: Es difícil no dejarse llevar por
la imaginación al contemplar la vista que al caer el sol nos recuerda una
imagen de un conocido cráter africano o resistirse a divagar sobre otros mundos
al observar los “azulejos” por un caminito de rocas verdosas flanqueado de tajinastes
rojos del Teide, que aunque secos en otoño conservan una especial belleza, por
algo son uno de los más famosos endemismos del Parque.
El trayecto de salida nos reserva también nuevas emociones pues los
cambios del paisaje son tan bruscos como sorprendentes: Podemos optar por la
carretera que pasa por el sendero del mirador de Sámara donde nos encontraremos
inmersos en un paisaje de arenas negras en contraste con el verde del bosque de
pino canario, que ha sabido sobrevivir y colonizar estas tierras. O en su caso
circular por una vía rodeados de infinita piedra volcánica negra hasta donde nos
alcanza la vista.
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